Adoraba mirar la lluvia
a través de la ventana,
sabía que el arco-iris
siempre saldría,
y el sol le seguiría.
Le daba esperanza
y la mantenía viva.
Más amaba salir a la calle,
extender los brazos
y mirar al cielo cuando llovía,
para sentir
como las gotas de lluvia
que se deslizaban lentamente por su cuerpo,
iban borrando las heridas
que un día fueron sonrisas.
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