Ella le miraba,
y a través de sus ojos
veía la cima del cielo.
y a través de sus ojos
veía la cima del cielo.
Inexistente para el resto del mundo,
la tranquilidad y magia que él transmitía,
le daba la fuerza que necesitaba
para seguir,
para soñar
y para volar.
la tranquilidad y magia que él transmitía,
le daba la fuerza que necesitaba
para seguir,
para soñar
y para volar.
No lo había hecho nadie antes.
Y tenía miedo,
miedo a perder,
a precipitarse hacia el abismo de los condenados.
A ser expuesta
a la luz del mismísimo infierno.
Y tenía miedo,
miedo a perder,
a precipitarse hacia el abismo de los condenados.
A ser expuesta
a la luz del mismísimo infierno.
Tal vez las tinieblas la protegían
y la mantenían a salvo,
pero...
¿No era pues, lo que más le dañaba, también lo que más amaba?
y la mantenían a salvo,
pero...
¿No era pues, lo que más le dañaba, también lo que más amaba?
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